Como no podía ser de otro modo, me despido de todos y de todas ustedes con el último pelotazo de Enrique Bunbury. Espero que no me odien mucho por ello.
Para según qué cosas, la crisis no
está mal. La otra tarde asistí, en primerísima fila, a una representación de
títeres de terror. Como lo oyen.
La
compañía Teatro Corsario interpretó
en el Aula CAM de Alicante La Maldición
de Poe, sirviéndose de unas marionetas japonesas llamadas Bunraku. Esta clase de títere se
caracteriza por poseer unas dimensiones casi humanas.
La
primera escena sitúa a un joven Edgar Allan Poe jugando al escondite con su
amada Annabel Lee entre las lápidas de un cementerio victoriano. Pronto aparece
la madre de ésta para interrumpir sus no del todo inocentes pasatiempos.
Al
joven Poe le persigue la mala suerte a lo largo de toda la obra, una fatalidad
decididamente cómica. Un mono loco afeita a sus abuelos con un cuchillo, y la
policía sospecha que el autor del crimen ha sido él. Entonces se refugia en casa
de un borracho que, al intentar deshacerse de un gato negro, mata a su esposa.
Mientras tanto, Anabel Lee muere de tuberculosis.
No
es una pieza aterradora, pero sí oprimente, en la que destaca la casi mudez de
los personajes. El lenguaje sobra. Las gigantescas marionetas son tan elocuentes
que no necesitan de muchas explicaciones.
La
muerte, que ha arrancado prematuramente la vida de Anabel Lee, acosa a Poe con
sus cantos de sirena. No tarda en dejarse llevar, pero de fondo se oyen las
risas de los enamorados.
No supe que estaba enamorado de ella hasta años más tarde, cuando esquivé su mirada. Pensé que ya no me acordaría de su vestido blanco ni de sus ojos añil, tan profundos que algunos perecimos en sus insondables aguas. Me ruboricé de tal modo que huí para que mis padres no me vieran, pero me obligaron a saludarla. La inolvidable seño ahora sonroja a mi hijo.
“Ha de hacerse cargo del humorismo de la vida, del humor patibulario de esta vida… Usted ha de acostumbrarse a la vida y ha de aprender a reír”. Hermann Hesse: El Lobo Estepario