miércoles, 25 de enero de 2017

MUJERES DE CORBATA EN PECHO






















Siempre me han gustado las bufandas, quizá porque tienen fama de bohemias. Sin embargo, últimamente he mirado muchos escaparates de corbatas. La culpa es de unas escritoras reincidentes en esto del cuento, más camaleónicas que David Bowie y despreocupadas por el qué dirán.
            
Después de reivindicar en El pintalabios (Visión, 2009) la feminidad sin caer en el feminismo, han decidido regresar con otro objeto de uso cotidiano: la corbata. Aunque a algunos hombres nos produzca alergia, es incuestionable la elegancia de esta prenda de vestir que nunca pasa de moda. Como la buena literatura.
            
Rafaela Lillo, Manuela Maciá, Paqui Pérez Gallego, Maribel Romero Soler y Teresa Rubira Lorén no pertenecen a la rabiosa actualidad de la prensa del corazón, pero escriben bien. Cojonudamente incluso. Ofrecen en La corbata (Los libros de Balmenhorn, 2016) un puñado de historias con inquietudes muy diversas, con formas de entender el acto literario tan variadas como la personalidad de sus autoras. Ahora bien, el rasgo que las hermana es la autenticidad. En este sentido, se despojan de paja poética —perdón por el término— para centrarse en el hecho narrativo. Tiran de desnudez, de palabra franca y llana. Tiran de oficio.

La corbata, un pretexto como otro cualquiera para escribir, aparece en todos los relatos hasta conformar un total de quince —tres por autora—, si bien no suele ejercer de protagonista en los mismos. Me viene a la memoria el cuento «Para Valeria», donde una abuela escribe un diario para su nieta recién nacida. Me seduce de él la valentía de la anciana al decidir no ser un estorbo para sus hijos. También recuerdo el tremendo impacto que me produce la lectura de «El desquite», que narra la violación de una chica en una fiesta de empresa. La escena del abuso pone los pelos de punta y, además, no contiene una palabra de más ni de menos. Hay espacio para corbatas mágicas en «La realidad de lo absurdo», historia de una pareja joven que firma por escrito unas reglas de convivencia doméstica. La crisis económica agudiza el ingenio en «El método Corbrac», una fábula humorística donde un joven se marca un farol para que lo seleccionen en una entrevista laboral. Remite al clásico infantil «El traje nuevo del emperador». Ninguna pieza me ha robado tanto el corazón como «Un trabajo escolar». Gira en torno a un estudiante que debe hacer un trabajo para el instituto sobre famosos que tengan algún rasgo en común. Elige a personalidades con corbata. El cuento es una aguda reflexión sobre la verdadera fama.

Se me ocurren cinco motivos para llevar corbata este invierno: te ríes a carcajada limpia —gracias, Teresa—, te emocionas, te dejas llevar por la magia, te hierve la sangre y te vuelves más independiente. Ojalá los Donald Trump del mundo leyeran estas cosas.

4 comentarios:

  1. Solo conozco a Maribel de las escritoras que participan y si el resto son la mitad de buenas como mínimo, ya merece la pena. Por otra parte, si lo recomiendas tú, tiene muchas papeletas para que lo lea.
    Un beso

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    1. Te agradezco la confianza que tienes en mi humilde criterio. Una reseña no deja de ser una opinión, venga de donde venga. A mí me gustan los cuentos desnudos, sin florituras, directos a la médula. Y estos lo son.

      Un abrazo.

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  2. Jose, me ha gustado mucho tu reseña. Ha sido grato recordar esos pasajes que tenía en el recuerdo.
    Desde luego que hay muchas razones para leer esta antología. La principal que es literatura de gala.

    Un abrazo.

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    1. A mí me apetecía mucho leer este libro por ver la evolución de las autoras, y han demostrado ser unas auténticas jabatas en la carrera de fondo del cuento.

      Un abrazo.

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